9 Como habíamos perdido mucho tiempo y era ya peligrosa la navegación por haber pasado ya el ayuno, Pablo los amonestaba,
10 diciéndoles:—Veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no solo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras vidas.
11 Pero el centurión daba más crédito al dueño y al capitán de la nave que a lo que Pablo decía.
12 Y como el puerto era incómodo para invernar, la mayoría acordó zarpar de allí e intentar llegar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí.
13 Y como comenzó a soplar una brisa del sur, les pareció que podían continuar el viaje. Entonces levaron anclas y fueron costeando Creta.
14 Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.
15 La nave era arrastrada, y al no poder poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar.