7 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, sin saber lo que había acontecido.
8 Entonces Pedro le dijo:—Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad?Y ella dijo:—Sí, en tanto.
9 Pedro le dijo:—¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.
10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; la sacaron y la sepultaron junto a su marido.
11 Y sobrevino gran temor sobre toda la iglesia y sobre todos los que oyeron estas cosas.
12 Por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo. Estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón,
13 y de los demás ninguno se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los alababa grandemente.