30 Cuando supieron esto los hermanos, lo llevaron hasta Cesarea y lo enviaron a Tarso.
31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
32 Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.
33 Halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.
34 Pedro le dijo:—Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama.Y en seguida se levantó.
35 Y lo vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.
36 Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, (que traducido es «Dorcas»). Ésta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía.