4 porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque y agitaba el agua; el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.
5 Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
6 Cuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo:—¿Quieres ser sano?
7 El enfermo le respondió:—Señor, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; mientras yo voy, otro desciende antes que yo.
8 Jesús le dijo:—Levántate, toma tu camilla y anda.
9 Al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su camilla y anduvo. Era sábado aquel día.
10 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado:—Es sábado; no te es permitido cargar tu camilla.