23 Entró él en la barca y sus discípulos lo siguieron.
24 Y se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
25 Se acercaron sus discípulos y lo despertaron, diciendo:—¡Señor, sálvanos, que perecemos!
26 Él les dijo:—¿Por qué teméis, hombres de poca fe?Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma.
27 Los hombres, maravillados, decían:—¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar lo obedecen?
28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.
29 Y clamaron diciendo:—¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?