2 Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
3 Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
4 ¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios.
5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: «El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente»?
6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: «Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.»
7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.