30 Y si tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala, y échala de ti: que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
31 También fué dicho: Cualquiera que repudiare á su mujer, déle carta de divorcio:
32 Mas yo os digo, que el que repudiare á su mujer, fuera de causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casare con la repudiada, comete adulterio.
33 Además habéis oído que fué dicho á los antiguos: No te perjurarás; mas pagarás al Señor tus juramentos.
34 Mas yo os digo: No juréis en ninguna manera: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 Ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalem, porque es la ciudad del gran Rey.
36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer un cabello blanco ó negro.