1 EMPERO tú, habla lo que conviene á la sana doctrina:
2 Que los viejos sean templados, graves, prudentes, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia.
3 Las viejas, asimismo, se distingan en un porte santo; no calumniadoras, no dadas á mucho vino, maestras de honestidad:
4 Que enseñen á las mujeres jóvenes á ser predentes, á que amen á sus maridos, á que amen á sus hijos,