6 Cuando ella llegó y cruzó la puerta, Ajías escuchó sus pisadas y le dijo:«Entra, mujer de Jeroboán. ¿Por qué vienes disfrazada? Escucha bien, que tengo un mensaje muy duro para ti.
7 Regresa con Jeroboán y dile: “Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: ‘Yo te levanté de en medio del pueblo y te hice jefe de los israelitas.
8 Yo deshice el reino de la casa de David y te lo entregué, pero tú no te has conducido como mi siervo David, pues él obedeció mis mandamientos, me buscó con todo su corazón, y se esforzó por vivir con rectitud delante de mí.
9 Pero tú has actuado peor que todos los que reinaron antes de ti; te has fabricado dioses ajenos y has fundido sus imágenes para hacerme enojar, y luego me volviste la espalda.
10 Por eso yo haré que tu descendencia caiga en desgracia, y que muera todo varón que te nazca, lo mismo si es siervo que si es libre; barreré a tus descendientes como se barre el estiércol, hasta que no quede nada.
11 A cualquier descendiente de Jeroboán que muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y al que muera en el campo se lo comerán las aves de rapiña.’ Así lo ha dicho el Señor.”
12 »Y tú, mujer, regresa a tu casa, pero en cuanto pongas un pie en la ciudad tu hijo morirá.