12 Pero ella le respondió:«Te juro por el Señor, tu Dios, que no he cocido pan. Sólo me queda un poco de harina en la tinaja, y unas gotas de aceite en una vasija. Con los leños que me viste recoger, voy a cocer el último pan para mi hijo y para mí. Después de comerlo, nos dejaremos morir.»
13 Pero Elías le dijo:«No tengas miedo. Ve y haz lo que quieres hacer, pero antes cuece una pequeña torta bajo el rescoldo, y tráemela; después cocerás pan para ti y para tu hijo.
14 El Señor, el Dios de Israel, me ha dicho: “No va a faltar harina en la tinaja, ni va a disminuir el aceite de la vasija, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la tierra.”»
15 La viuda hizo lo que Elías le dijo, y los tres comieron durante muchos días.
16 Y tal y como el Señor se lo prometió a Elías, no faltó harina en la tinaja ni bajó de nivel el aceite en la vasija.
17 Pero, un día, el hijo de la viuda cayó gravemente enfermo y se murió.
18 Entonces ella le dijo al profeta:«¿Qué tengo yo que ver contigo, varón de Dios? ¿Has venido a hacerme recordar mis pecados, y a hacer que mi hijo se muera?»