3 Salomón amaba al Señor y cumplía los estatutos ordenados por su padre David, pero también ofrecía sacrificios y quemaba incienso al Señor, en los altares de los montes.
4 Salomón acostumbraba ofrecer sus sacrificios en Gabaón, porque era el altar principal, y allí ofrecía mil holocaustos.
5 Pero una noche en que Salomón dormía en Gabaón, el Señor se le apareció en sueños y le dijo:«Pídeme lo que quieras que yo te conceda.»
6 Entonces Salomón dijo:«Tu misericordia siempre acompañó a tu siervo, mi padre David, porque se condujo delante de ti con sinceridad, y fue un hombre justo y te entregó su corazón. Tú has sido misericordioso con él porque le has concedido que un hijo ocupe su trono, como hoy podemos verlo.
7 Ahora, Señor y Dios mío, tú me has puesto en el trono que ocupó mi padre David. Reconozco que soy muy joven, y que muchas veces no sé qué hacer.
8 Este siervo tuyo se halla en medio del pueblo que tú escogiste, y que es tan numeroso que es imposible contarlo.
9 Yo te pido que me des un corazón con mucho entendimiento para gobernar a tu pueblo y para discernir entre lo bueno y lo malo. Porque ¿quién es capaz de gobernar a este pueblo tan grande?»