8 Cuando Saúl les pasó revista en Bezec, los israelitas eran trescientos mil, y los de Judá eran treinta mil,
9 los cuales dijeron a los mensajeros que habían llevado la noticia: «Digan a los de Jabés de Galaad que mañana, cuando el sol comience a calentar, serán liberados.»Cuando los mensajeros anunciaron esto, los habitantes de Jabés se alegraron mucho
10 y les dijeron a sus enemigos: «Mañana estaremos aquí, para que hagan con nosotros lo que les parezca mejor.»
11 Pero al día siguiente Saúl distribuyó a los soldados en tres batallones que, antes de que amaneciera, cayeron sobre el campamento y, tomando por sorpresa a los amonitas, los hirieron de muerte hasta bien entrado el día. Los pocos que sobrevivieron se dispersaron, sin que siquiera dos de ellos se vieran juntos.
12 Entonces el pueblo le dijo a Samuel:«¿Dónde están los que dudaban que Saúl sería nuestro rey? ¡Queremos que nos los entreguen, para matarlos!»
13 Pero Saúl dijo:«Nadie va a morir hoy, porque el Señor ha traído la salvación a Israel.»
14 Por su parte, Samuel dijo al pueblo:«Vengan todos, vamos a Gilgal, para renovar el reino.»