17 Entonces salieron del campamento filisteo tres escuadrones de espías; uno de ellos marchaba por el camino de Ofrá hacia la tierra de Sual,
18 otro se dirigió a Bet Jorón, y el tercero avanzó en dirección al desierto, hacia la región que está frente al valle de Zeboyin.
19 Resulta que en todo el territorio israelita no había herreros, porque los filisteos querían evitar que los hebreos hicieran espadas o lanzas.
20 Por esa razón todos los israelitas tenían que ir con los filisteos para afilar las rejas de sus arados, su azadón, su hacha o su hoz.
21 El precio era alto, pues por las rejas de arado y los azadones pagaban casi ocho gramos de plata, y tres gramos más por afilar las hachas o por componer las aguijadas.
22 Por eso el día de la batalla ninguno de los que estaban con Saúl y Jonatán llevaban espadas ni lanzas; solamente Saúl y Jonatán las tenían.
23 Y la guarnición de los filisteos avanzó hasta el paso de Micmas.