20 Eliseo les dijo:«Tomen una vasija nueva, y échenle sal.»Aquellos obedecieron,
21 y él fue adonde estaban los manantiales, echó la sal en ellos, y dijo:«Así ha dicho el Señor: “Yo sano ahora estas aguas. Nunca más serán ellas causa de enfermedad ni de muerte.”»
22 Y tal como lo dijo Eliseo, ese día las aguas de Jericó quedaron sanas, hasta el día de hoy.
23 Tiempo después, Eliseo salió de allí y se dirigió a Betel. En el camino salieron de la ciudad unos muchachos que burlones le gritaban: «¡Sube, viejo calvo, sube!»
24 Eliseo volvió la vista y los maldijo en el nombre del Señor. Y en ese momento salieron del monte unos osos, los cuales despedazaron a cuarenta y dos de ellos.
25 De allí, Eliseo se fue al monte Carmelo, y luego a Samaria.