25 No había en todo Israel nadie tan bien parecido como Absalón. Su hermosura era perfecta de pies a cabeza.
26 Cada año, cuando se mandaba cortar el cabello (pues era tan abundante que le molestaba), el cabello cortado llegaba a pesar más de dos kilos, según el peso oficial.
27 Absalón tuvo tres hijos varones y una hija muy hermosa, llamada Tamar.
28 Durante los dos años que estuvo en Jerusalén, no se le permitió ver al rey;
29 pero como Absalón quería verlo, le envió mensajes a Joab para que intercediera por él, pero Joab se negó a verlo hasta en dos ocasiones.
30 Entonces Absalón ordenó a sus sirvientes:«Como saben, el campo de Joab está junto al mío, y en él ha sembrado cebada. ¡Vayan y préndanle fuego!»Sus sirvientes le prendieron fuego al campo de Joab,
31 y cuando Joab lo supo, fue a la casa de Absalón y le reclamó:«¿Por qué mandaste a tus sirvientes a que le prendieran fuego a mi campo?»