14 ¡No debiste pararte en las encrucijadas para matar a los que intentaban escapar! En ese día angustioso, ¡no debiste entregar a los sobrevivientes!
15 »Ya está cerca mi día contra todas las naciones, y lo mismo que hiciste se hará contigo; ¡sobre ti recaerá lo que mereces recibir!
16 Así como en mi santo monte ustedes bebieron de la copa de mi ira, también beberán de ella siempre todas las naciones; la beberán hasta la última gota, y será como si nunca hubieran existido.»
17 Pero en el monte Sión habrá un remanente que se salve; será un remanente santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones.
18 La casa de Jacob será fuego, la casa de José será llama, y la casa de Esaú será estopa, y arderán y se consumirán; ni un solo resto quedará de la casa de Esaú, porque el Señor lo ha dicho.
19 Los del Néguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos; poseerán también los campos de Efraín y los campos de Samaria, y Benjamín tomará posesión de Galaad.
20 Los cautivos de este ejército de los hijos de Israel se adueñarán del territorio de los cananeos, hasta Sarepta, y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad poseerán las ciudades del Néguev.