23 Alejen de mí la multitud de sus cantos. No quiero escuchar las melodías de sus liras.
24 Prefiero que fluya la justicia como un río, y que el derecho mane como un impetuoso arroyo.
25 »¿Acaso en los cuarenta años en el desierto, ustedes los israelitas me ofrecieron sacrificios y ofrendas?
26 Al contrario, ¡llevaban en andas el tabernáculo de sus ídolos Moloc y Quiún, cuya estrella ustedes mismos se hicieron!
27 Por eso haré que a ustedes se los lleven más allá de Damasco.»—Palabra del Señor, cuyo nombre es el Dios de los ejércitos.