15 Mientras aquel hombre me hablaba, yo permanecía con la mirada baja y en silencio.
16 Pero aquel que estaba delante de mí, y que era semejante a un hijo de hombre, me tocó los labios, y por eso me atreví a hablar. Le dije:«Mi señor, esta visión me causa mucho dolor y me ha dejado sin fuerzas.
17 ¿Cómo podré hablar con mi señor, si soy su humilde siervo?»¡Y es que al instante me faltaron las fuerzas, y me quedé sin aliento!
18 Pero aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, me dio nuevas fuerzas,
19 y me dijo:«La paz sea contigo, amado Daniel. No tengas miedo, sino sobreponte y cobra ánimo.»Mientras aquel hombre me hablaba, recobré las fuerzas, y dije:«Mi señor me ha infundido ánimo. Hábleme ahora.»
20 Y me dijo:«¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque ahora tengo que volver a pelear contra el príncipe de Persia, y cuando termine de pelear con él, vendrá el príncipe de Grecia.
21 Aparte de Miguel, el príncipe de ustedes, nadie me ayuda contra ellos. Pero yo voy a revelarte lo que está escrito en el libro de la verdad.