16 tal y como le pediste al Señor tu Dios el día de la asamblea en Horeb, cuando dijiste: “No quiero volver a oír la voz del Señor mi Dios, ni tampoco quiero volver a ver tan impresionante fuego, pues no quiero morir.”
17 El Señor me dijo: “Esto que dicen está muy bien.
18 Voy a hacer que de entre sus hermanos surja un profeta como tú. Pondré mis palabras en sus labios, y él les comunicará todo lo que yo le ordene decir.
19 Pero yo le pediré cuentas a todo el que no atienda las palabras que ese profeta proclame en mi nombre.
20 Y el profeta a quien yo no le haya ordenado hablar, o que hable en nombre de otros dioses pero pretenda hablar en mi nombre, será condenado a muerte.
21 Tal vez digas en tu corazón: ‘¿Y cómo vamos a saber si esa palabra no proviene del Señor?’
22 Tú no tengas miedo de ese profeta, que si llega a hablar en mi nombre y sus palabras no se cumplen ni se hacen realidad, eso hará ver que yo, el Señor, no he hablado, y que tal profeta habló con arrogancia.”