6 Entonces Tatenay, gobernador del otro lado del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros, que también gobernaban en esa región, enviaron una carta al rey Darío,
7 la cual decía:«A Su Majestad el rey Darío. Paz.
8 »Debe saber Su Majestad que fuimos a la provincia de Judea y al templo del gran Dios, y vimos que el templo se está reconstruyendo con grandes bloques de piedra. Ya se han colocado las vigas del templo, y la obra avanza de prisa y con gran cuidado.
9 Llamamos a los dirigentes y les preguntamos: “¿Quién les dio permiso para reconstruir el templo y reforzar las murallas de la ciudad?”
10 »También preguntamos por el nombre de las personas responsables de la obra, para informar a Su Majestad,
11 y ellos respondieron: “Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo el templo que hace muchos años edificó y concluyó el gran rey de Israel.
12 Como nuestros padres desobedecieron al Dios del cielo y de la tierra, él se enojó con su pueblo y los puso en manos del caldeo Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual destruyó este templo y a nuestro pueblo se lo llevó cautivo a Babilonia.