1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
2 «Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel. Según ellos, profetizan, pero sus profecías son producto de su propio corazón. Diles que oigan mi palabra.
3 Diles que yo, su Dios y Señor, he dicho: “¡Ay de los profetas insensatos, que siguen sus propios impulsos sin haber tenido ninguna visión!
4 Tus profetas, Israel, son como las zorras del desierto.
5 No se han trepado a las brechas, ni han levantado una muralla firme que, en mi día, proteja al pueblo de Israel de los estragos de la guerra.”