10 Voy a amontonar la leña y a encender el fuego para que la carne se consuma. Voy a preparar la salsa y a quemar los huesos.
11 Pondré luego la olla vacía sobre las brasas, para que su fondo se caldee y se queme. ¡Así se fundirá su suciedad y se consumirá su herrumbre!
12 No tiene caso tratar de quitarle tanta herrumbre, pues sólo se le quitará quemándola en el fuego.
13 »Tú, Jerusalén, sufrirás por tu impureza y tu lujuria. Yo te limpié, pero tú no has querido limpiarte de tu impureza. Por eso, ¡no volverás a limpiarte, hasta que yo haya calmado mi enojo contra ti!
14 Yo, el Señor, he hablado. No voy a cambiar de parecer ni voy a tener misericordia de ti, sino que vendré y te juzgaré de acuerdo con tus hechos y tu mal proceder.»—Palabra de Dios el Señor.
15 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
16 «Mira, hijo de hombre: voy a arrebatarte de un solo golpe a la mujer que admiras. Pero no llores por ella ni lamentes su muerte. No derrames por ella una sola lágrima.