4 y dijeron: «Vamos a edificar una ciudad, y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos de renombre, por si llegamos a esparcirnos por toda la tierra.»
5 Pero el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que los hijos de los hombres estaban edificando,
6 y dijo:«Esta gente es una sola, y todos ellos tienen un solo lenguaje. Ya han comenzado su obra, y ahora nada los hará desistir de lo que han pensado hacer.
7 Así que descendamos allá y confundamos su lengua, para que ninguno entienda la lengua de su compañero.»
8 Así fue como el Señor los esparció por toda la tierra, y como dejaron de edificar la ciudad.
9 Por eso la ciudad se llamó Babel, porque allí el Señor confundió el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció por toda la superficie de la tierra.
10 Éstos son los descendientes de Sem: Dos años después del diluvio, Sem engendró a Arfaxad. Tenía entonces cien años de edad.