29 Yo tengo poder para hacerles daño; pero el Dios de tu padre me habló anoche y me dijo: “Mucho cuidado con comenzar a hablarle a Jacob bien, y acabar mal.”
30 Pero ya que tantas ganas tenías de irte a la casa de tu padre, ¿por qué me robaste mis dioses?»
31 Jacob le respondió así a Labán:«Es que tuve miedo. Yo pensé que tal vez me quitarías tus hijas por la fuerza.
32 Pero al que encuentres con tus dioses en su poder, no quedará con vida. En presencia de nuestros hermanos, reconoce lo que sea tuyo y esté en mi poder, y llévatelo.»Pero Jacob no sabía que Raquel los había hurtado.
33 Labán entró en la tienda de Jacob, luego en la tienda de Lea y en la tienda de las dos siervas, y no halló nada; entonces salió de la tienda de Lea y entró en la tienda de Raquel.
34 Pero Raquel tomó los ídolos y los puso bajo la albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; así que Labán buscó en toda la tienda, y no los halló.
35 Y ella le dijo a su padre:«No se enoje mi señor. Es que no me puedo levantar delante de ti, porque estoy con la costumbre de las mujeres.»Y Labán buscó los ídolos, pero no los halló.