22 Israel, si tu pueblo llega a ser como la arena del mar, que vuelve a él, la destrucción acordada rebosará de justicia;
23 porque Dios, el Señor de los ejércitos, llevará a cabo en medio de la tierra la destrucción que ya ha sido decidida.
24 Por tanto, así dice Dios, el Señor de los ejércitos:«Pueblo mío, que habitas en Sión; no tengas miedo de Asiria. Podrá herirte con su cetro, y levantar contra ti su báculo, como lo hizo Egipto;
25 pero dentro de poco tiempo se acabará mi furor contra ti, y mi enojo los destruirá.
26 Yo, el Señor de los ejércitos, levantaré contra él un látigo, como cuando herí de muerte a Madián en la peña de Oreb; levantaré mi báculo sobre el mar, como lo hice en el camino de Egipto.
27 Cuando llegue ese día, la carga de Asiria será quitada de tu hombro; de tu cerviz se quitará su yugo, y éste se pudrirá por tu robustez.»
28 Ha llegado hasta Ayat; ha cruzado hasta Migrón; en Micmas cuenta su ejército.