1 El desierto y la soledad se alegrarán; el yermo se regocijará y florecerá como la rosa;
2 florecerá en abundancia, y también se alegrará y cantará con júbilo, pues le serán dadas la belleza del Líbano y la hermosura del Carmelo y de Sarón. ¡Estos montes verán la gloria del Señor, la hermosura de nuestro Dios!
3 Fortalezcan las manos cansadas y afirmen las rodillas endebles.
4 Digan a los de corazón amedrentado: «Esfuércense y no teman. ¡Miren! Aquí viene su Dios, para castigar a sus enemigos como merecen. Dios mismo viene, y él los salvará.»
5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, lo mismo que los oídos de los sordos.