2 ¡Extiende el sitio de tu tienda! ¡Alarga las cortinas de tus aposentos! ¡No te midas! ¡Extiende las cuerdas y refuerza las estacas!
3 Porque vas a extenderte a la derecha y a la izquierda, y tu descendencia heredará naciones y habitará las ciudades asoladas.
4 »No tengas miedo, que no serás confundida; no te avergüences, que no serás afrentada. Al contrario, te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y no volverás a acordarte de la afrenta de tu viudez.
5 Tu marido es tu Creador, y su nombre es el Señor de los ejércitos; tu Redentor es el Santo de Israel, y su nombre es el Dios de toda la tierra.
6 Yo, el Señor, te lo he dicho: Te llamé cuando eras una mujer abandonada y de espíritu decaído; cuando eras como una joven esposa que ha sido repudiada.
7 Es verdad: te abandoné por un poco de tiempo, pero volveré a recogerte con grandes misericordias.
8 Estaba yo un poco enojado cuando por algún tiempo no quise ni verte; pero volveré a tenerte compasión y misericordia eterna. Lo digo yo, que soy tu Señor y Redentor.