8 Todavía habré de reunir con ustedes a otros que estoy por reunir.—Palabra de Dios el Señor, a los dispersos de Israel.
9 »Ustedes, bestias del campo, y ustedes fieras del bosque, ¡vengan y devoren!
10 Todos los que vigilan a mi pueblo son ciegos e ignorantes; todos ellos son como perros mudos, que ni ladrar pueden: siempre somnolientos y echados, ¡les encanta dormir!
11 Son como perros: ¡comilones e insaciables! Y quienes los guían no saben entender; todos ellos van por su propio camino, cada uno va por su lado, buscando su propio provecho.
12 Los invitan a tomar vino y a emborracharse con sidra, mientras les aseguran que el día de mañana será mejor que el presente.