2 El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sí, la luz resplandeció para los que vivían en un país de sombras de muerte.
3 Tú aumentaste el regocijo, y acrecentaste la alegría. En tu presencia se alegrarán, como se alegran durante la siega; como se regocijan cuando se reparten el botín.
4 Tú quebraste el yugo y la vara que pesaban sobre sus hombros, y el cetro que los oprimía, como en el día de Madián.
5 ¡Quemado será todo calzado que lleva el guerrero en el fragor de la batalla! ¡Pasto para el fuego será todo manto revolcado en sangre!
6 Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido! Sobre sus hombros llevará el principado, y su nombre será «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno» y «Príncipe de paz».
7 La extensión de su imperio y la paz en él no tendrán límite. Reinará sobre el trono de David y sobre su reino, y lo afirmará y confirmará en la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. Esto lo hará el celo del Señor de los ejércitos.
8 El Señor envió su palabra sobre Jacob, y cayó sobre Israel.