1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
2 «En este lugar no te casarás con ninguna mujer, ni tendrás hijos ni hijas.
3 Yo, el Señor, declaro acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, y de las madres que los den a luz, y de los padres que los engendren en esta tierra:
4 Morirán de dolorosas enfermedades. No se llorará su muerte, ni serán enterrados. Más bien, serán como estiércol en el suelo; serán consumidos por la espada y por el hambre, y sus cadáveres les servirán de alimento a las aves de rapiña y a los animales feroces.