15 Esperábamos vivir en paz, y no llegó el bien; esperábamos el momento de sanar, y sólo vemos confusión.
16 Desde Dan se oye cómo resoplan los caballos. Tiembla la tierra al escucharse los relinchos de los corceles. Llegaron y acabaron con la tierra y su abundancia, con la ciudad y sus habitantes.
17 «Es que yo estoy lanzando contra ustedes serpientes y áspides, para que los muerdan. Contra ellas, no hay encantamiento que sirva.»—Palabra del Señor.
18 Es tan grande el dolor que siento, que mi corazón desfallece.
19 Escuchen el clamor de la hija de mi pueblo, que viene de lejanas tierras, y pregunta:«¿Acaso ya no está el Señor en Sión? ¿Acaso ya no está en ella su Rey?»Y el Señor contesta:«¿Por qué me hicieron enojar con sus imágenes talladas y con falsos dioses ajenos?»
20 Ya ha terminado la cosecha; ya pasó el verano. ¡Y nosotros no hemos sido salvados!
21 La ruina de la hija de mi pueblo me tiene destrozado. Me siento apesadumbrado, ¡sobrecogido de terror!