6 Cuando sus padres salieron de Egipto y llegaron al Mar Rojo, vieron que los egipcios los seguían con carros y caballería,
7 y se llenaron de miedo; pero me pidieron ayuda y yo, el Señor, oscurecí el camino de los egipcios, y el mar se les vino encima y los cubrió. Ustedes son testigos oculares de todo lo que hice en Egipto. Después de eso, anduvieron mucho tiempo por el desierto.
8 Más tarde los introduje en la tierra que habitaban los amorreos, al otro lado del Jordán, y aunque ellos pelearon contra ustedes, yo los vencí, y ya destruidos los puse en sus manos y les entregué sus tierras.
9 Después Balac hijo de Sipor, que era rey de los moabitas, se levantó en armas para pelear contra Israel, y mandó llamar a Balaam hijo de Beor, para que los maldijera.
10 Pero yo no hice caso de las maldiciones de Balaam, y en lugar de maldecirlos los bendijo varias veces, y así los libré del rey Balac.
11 Ustedes cruzaron el Jordán y vinieron a Jericó, y sus habitantes pelearon contra ustedes: los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los jivitas y jebuseos, pero yo los vencí y los puse en sus manos.
12 Antes que ustedes llegaran envié tábanos, y los dos reyes de los amorreos huyeron a toda prisa, sin que yo usara tu espada ni tu arco.