13 »Armé entonces al pueblo con espadas, lanzas y arcos, y lo repartí por familias en las partes bajas de la ciudad, y detrás de las murallas y en los espacios abiertos.
14 Luego, me reuní con los hombres importantes del pueblo y con los oficiales del templo, y con el pueblo en general, y les dije: “No tengan miedo de esa gente. Recuerden que el Señor es grande y temible. Luchemos por defender a nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras esposas; ¡luchemos por nuestros hogares!”
15 »Cuando nuestros enemigos supieron lo que habíamos decidido hacer, y que Dios había desbaratado sus planes, regresamos a la muralla para continuar con nuestra tarea.
16 A partir de ese día la mitad de los hombres trabajaba en la reconstrucción, mientras la otra mitad se mantenía vigilante con sus lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes de todo Judá los apoyaban.
17 Tanto los que reconstruían la muralla como los que acarreaban los escombros y los que cargaban el material, con una mano trabajaban y con la otra sostenían sus espadas.
18 Todos los que trabajaban en la reconstrucción llevaban la espada al cinto, y a mi lado estaba quien tocaba la trompeta.
19 »Luego me reuní con los hombres importantes y con los oficiales, y con todo el pueblo, y les dije: “La obra es muy grande y extensa, y nosotros estamos muy separados unos de otros a lo largo de toda la muralla.