3 Y Moisés llamó a ese lugar Tabera, porque allí el fuego del Señor se encendió contra ellos.
4 Pero la gente extranjera que se mezcló con ellos sintió un apetito incontenible, y los hijos de Israel volvieron a llorar y dijeron: «¡Cómo nos gustaría que alguien nos diera a comer carne!
5 ¡Cómo extrañamos el pescado que comíamos en Egipto! ¡Y los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos que nos regalaban!
6 ¡Ahora andamos con la garganta reseca, pues no vemos nada más que este maná!»
7 El maná se parecía a la semilla de culantro; tenía un color como de bedelio,
8 y su sabor era como el del aceite nuevo. El pueblo se esparcía para recogerlo, y lo desmenuzaba entre dos piedras o lo machacaba en morteros, y lo cocía en un caldero o hacía tortas con él.
9 Durante la noche, al caer el rocío, el maná caía también sobre el campamento.