1 Todavía el Señor volvió a decirme:«Ve y ama a esa adúltera, a quien ama su amigo como ama el Señor a los hijos de Israel, aun cuando éstos sólo tienen ojos para los dioses ajenos y aman las tortas de pasas.»
2 Yo la compré para mí, y di por ella quince monedas de plata y doscientos litros de cebada.
3 Y le dije: «Tú serás mía durante mucho tiempo. No te prostituirás, ni tendrás ningún otro hombre. Tampoco yo tendré otra mujer.»
4 Porque durante mucho tiempo los hijos de Israel estarán sin rey ni príncipe, ni sacrificios, ni estatuas, ni efod ni terafines.