8 «Entonces acamparé alrededor de mi casa para vigilarla, para que nadie entre ni salga, y nunca más habrá quien oprima a mi pueblo, porque esta vez yo mismo los estaré vigilando.»
9 «¡Llénate de alegría, hija de Sión!¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén!Mira que tu rey viene a ti,justo, y salvador y humilde,y montado sobre un asno,sobre un pollino, hijo de asna.
10 Yo destruiré los carros de guerra de Efraíny los briosos caballos de Jerusalén,y los arcos de guerra serán hechos pedazos.Tu rey anunciará la paz a las naciones,y su señorío se extenderá de mar a mar,y del río Éufrates a los límites de la tierra.
11 »También tú serás salvada por la sangre de tu pacto, y yo sacaré a tus presos de esa cisterna sin agua.
12 ¡Vuelvan, pues, a la fortaleza, prisioneros de la esperanza! En este preciso día yo les hago saber que les devolveré el doble de lo que perdieron.
13 Ya he tensado a Judá como un arco, y de Efraín he hecho una flecha; voy a incitar a los hijos de Sión contra los hijos de Grecia, y haré de ti una espada de guerrero.»
14 Entonces se verá cómo el Señor los cubre, y cómo su dardo sale como un relámpago. Y el Señor tocará la trompeta, mientras avanza entre los torbellinos del sur.