4 Yo lloraba mucho al ver que no había nadie digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
5 Y uno de los ancianos me dijo: «No llores, pues el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido y puede abrir el libro y quitarle sus siete sellos.»
6 En ese momento vi un Cordero en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos. Estaba de pie, y parecía haber sido inmolado. Tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete espíritus que Dios ha enviado por toda la tierra.
7 El Cordero se acercó al que estaba sentado en el trono, y de su mano derecha tomó el libro.
8 Tan pronto como lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron ante el Cordero. Todos llevaban arpas, y también copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos,
9 y entonaban un cántico nuevo, que decía:«Digno eres de tomar el libroy de abrir sus sellos,porque fuiste inmolado.Con tu sangre redimiste para Diosgente de toda raza, lengua, pueblo y nación,
10 y para nuestro Dios los hicistereyes y sacerdotes, y reinarán sobre la tierra.»