11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me enfrenté a él cara a cara, porque lo que hacía era reprochable.
12 Pues antes de que vinieran algunos de parte de Jacobo, comía con los no judíos; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los judíos.
13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de modo que hasta Bernabé fue arrastrado también por la hipocresía de ellos.
14 Pero cuando vi que no andaban rectamente y conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: «Si tú, que eres judío, no vives como los judíos sino como los no judíos, ¿por qué obligas a los no judíos a hacerse judíos?»
15 Nosotros somos judíos de nacimiento, y no pecadores salidos de los no judíos.
16 Sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la ley sino por la fe de Jesucristo, y también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, ya que por las obras de la ley nadie será justificado.
17 Y si al buscar ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿será por eso Cristo ministro de pecado? ¡De ninguna manera!