8 Logramos costear con dificultad, y llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca de la ciudad de Lasea.
9 Pasaron muchos días, incluso el día del Perdón, así que era muy arriesgado continuar con la navegación. Entonces Pablo les hizo una observación.
10 Les dijo: «Amigos, si seguimos navegando, creo que sufriremos perjuicios y pérdidas, no sólo del cargamento y de la nave sino también de nosotros.»
11 Pero el centurión no le hizo caso, pues le creía más al piloto y al capitán de la nave que a Pablo.
12 Como el puerto era incómodo para invernar, casi todos acordaron zarpar de allí. Creían poder arribar a Fenice, un puerto de Creta que mira al noroeste y al suroeste, e invernar allí.
13 Como empezó a soplar una brisa del sur, les pareció que el viento era adecuado; entonces levaron anclas y se fueron siguiendo la costa de Creta.
14 Pero al poco tiempo un viento huracanado, conocido como Euroclidón, dio contra la nave