4 Mas vosotros que os aferrasteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.
5 Mirad, yo os he enseñado estatutos y derechos tal como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para poseerla.
6 Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque ésta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es ésta.
7 Porque ¿qué nación grande hay que tenga a Dios tan cerca a sí, como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?
8 Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y derechos tan justos como toda esta ley que hoy pongo delante de vosotros?
9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
10 El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra: y las enseñarán a sus hijos;