8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
9 La gloria de esta casa postrera será mayor que la de la primera, dice Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
10 El día veinticuatro del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
11 Así dice Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:
12 Si llevare alguno las carnes santificadas en el extremo de su vestidura, y con el extremo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: No.
13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de éstas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.
14 Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo, y esta nación delante de mí, dice Jehová; y así es toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.