2 Ciertamente vosotros sois el pueblo; y con vosotros morirá la sabiduría.
3 También tengo yo entendimiento como vosotros; no soy yo menos que vosotros: ¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?
4 Yo soy uno de quien su amigo se mofa, que invoca a Dios, y Él le responde; con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
5 Aquel cuyos pies van a resbalar, es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas.
6 Prosperan las tiendas de los ladrones, y los que provocan a Dios viven seguros; en cuyas manos Él ha puesto cuanto tienen.
7 Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; y a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán;
8 o habla a la tierra, y ella te enseñará; los peces del mar también te lo declararán.