2 Oíd atentamente el estruendo de su voz, y el sonido que sale de su boca.
3 Debajo de todos los cielos lo dirige, y su luz hasta los fines de la tierra.
4 Después del estruendo ruge su voz, truena Él con la voz de su majestad; y aunque sea oída su voz, no los detiene.
5 Truena Dios maravillosamente con su voz; Él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
6 Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra; también a la llovizna, y al aguacero torrencial de su fortaleza.
7 Él sella la mano de todo hombre, para que los hombres todos reconozcan su obra.
8 Las bestias entran en su escondrijo, y se quedan en sus moradas.