5 Y este hombre Micaía tenía una casa de dioses, e hizo un efod y terafim, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.
6 En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía como mejor le parecía.
7 Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita; y peregrinaba allí.
8 Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá, para ir a donde encontrase lugar; y llegando al monte de Efraín, vino a casa de Micaía, para de allí hacer su camino.
9 Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde encuentre lugar.
10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y vestidura, y tu comida. Y el levita se quedó.
11 Acordó pues el levita en morar con aquel hombre, y él lo tenía como a uno de sus hijos.