23 Pero evita las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.
24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino afable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen; si quizá Dios les dé que se arrepientan para conocer la verdad,
26 y se zafen del lazo del diablo, en que están cautivos por él, a su voluntad.