8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, esto recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.
9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que vuestro Señor también está en el cielo; y para Él no hay acepción de personas.
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fortaleza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo;
12 porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra malicias espirituales en las alturas.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la coraza de justicia;