5 Sean vuestras costumbres sin avaricia; contentos con lo que tenéis; porque Él dijo: No te dejaré ni te desampararé.
6 De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; y: No temeré lo que me pueda hacer el hombre.
7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios, y seguid el ejemplo de su fe, considerando cuál haya sido el éxito de su conducta.
8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por siempre.
9 No seáis llevados de acá para allá por doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado en ellas.
10 Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo.
11 Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.