17 Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, lo confirmó con juramento;
18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales, es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos hemos refugiado asiéndonos de la esperanza puesta delante de nosotros.
19 La cual tenemos como ancla del alma, segura y firme, y que penetra hasta dentro del velo;
20 donde entró por nosotros Jesús, nuestro precursor, hecho Sumo Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.