8 ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere una dracma, no enciende el candil, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?
9 Y cuando la halla, reúne a sus amigas y a sus vecinas, diciendo: Regocijaos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.
10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
11 Y dijo: Un hombre tenía dos hijos;
12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me pertenece. Y él les repartió sus bienes.
13 Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, partió lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.