32 luz para revelación a los gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.
33 Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él.
34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, Éste es puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel; y por señal a la que será contradicho
35 (Y una espada traspasará también tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual era grande de edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad;
37 y era viuda como de ochenta y cuatro años, que no se apartaba del templo, sirviendo a Dios de noche y de día con ayunos y oraciones.
38 Y ésta, viniendo en la misma hora, también daba gracias al Señor, y hablaba de Él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.